Transformación e innovación en el ADN empresarial

Periódicamente, como sociedad, vivimos momentos de crisis que nos obligan a coexistir con la incertidumbre y a lidiar con las dificultades desde el ahínco y la fiereza si queremos sobrevivir. El último año ha sido uno de ellos, y es previsible que los siguientes meses se asemejen a lo ya experimentado desde marzo de 2020.

La cara positiva, desde una perspectiva de transformación e innovación, es que en las crisis se dan condiciones únicas porque el pensamiento y las decisiones pueden asumirse con más libertad, porque se ha de trabajar con más rapidez y porque se busca el máximo impacto posible. Y, además, en momentos críticos, las necesidades circundantes agudizan el ingenio preciso para resolver problemas.

En este sentido, el Covid-19 sigue actuando como un factor disruptivo de gran impacto en los diferentes sectores económicos y, por lo tanto, sigue presionando a las organizaciones de todo el mundo para que se transformen e innoven, si aspiran a perdurar en el tiempo.

Algunas empresas ya han dado ese paso adelante en cuanto a integrar procesos de transformación y a potenciar proyectos de innovación y, así, han buscado (y encontrado) nuevas formas de comercializar sus productos, de prestar servicio e, incluso, han aprendido a integrar este nuevo mindset transformativo e innovador en su ADN empresarial.

Podría decirse que estas empresas asumen como mantra esa frase atribuida a Gene Kranz durante la misión del Apollo 13: Failure is not an option. De este modo, hacen todo lo que está en sus manos por buscar soluciones certeras a los problemas que les asolan, mirando hacia adelante y tratando de acertar en cada decisión desde una perspectiva innovadora y transformadora.

En mi opinión, este aprendizaje es una de las mayores riquezas que una organización puede extraer de esta crisis (o de cualquier otra), pues se convierte en un activo estratégico en el presente, por supuesto; pero además puede y debe tener un fuerte y valioso recorrido hacia el futuro. Además, las empresas que aprenden esta lección son organizaciones sobresalientes al  asegurarse de que su cultura corporativa tiene los ingredientes precisos para potenciar la transformación y la innovación en el ADN de la empresa.

Porque si no se asumen estas, lo que queda es la kodakización. Kodak es un caso paradigmático, porque aun habiendo inventado la cámara digital no supo, no pudo o no quiso apostar por esa tecnología disruptiva. Los directivos de esta empresa se empeñaron en que su negocio estaba, e iba a estar en el futuro, en los rollitos de film. Sin embargo, como es conocido, este modelo de negocio pronto quedó finiquitado.

Y es que no mirar hacia el futuro desde la óptica de la transformación y de la innovación impide ver los problemas que están por venir, hace que se pierdan oportunidades para solucionarlos y, sobre todo, se hipoteca el crecimiento de la organización.

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