Los aprendizajes de 2020

Cuando comenzó este año, que está dando sus últimos coletazos, el atractivo de la cifra, 20-20, y las buenas perspectivas que parecía que se vislumbraban en el horizonte, hacían que muchos nos sintiéramos optimistas de los doce meses que teníamos por delante. Sin embargo, pronto llegaron las noticias de China y, sin darnos cuenta, empezamos a usar palabras como cuarentena, confinamiento y crisis con la misma frecuencia que antes hablábamos del tiempo.

Por naturaleza, quien me conoce, saben que soy optimista y que siempre miro hacia delante y que pienso que para atrás, nunca, ni siquiera para agarrar impulso. Por esto, hoy, quiero echar un vistazo rápido y ágil de los principales aprendizajes que este año nos ha dejado. Porque, no nos engañemos, de todo se aprende y de este infame 2020, también.

  1. La disrupción, de la que siempre habíamos hablado, ha llegado en forma de virus y “ha movido el piso” de personas, organizaciones y sociedades, pero también, desde los tres puntos de vista, ha puesto sobre la mesa la necesidad imperiosa de más innovación.
  2. La urgencia de una transformación digital de éxito se ha hecho vital, porque con las cuarentenas en casa, solamente ha quedado digitalizarse o abandonar el mercado. Y, ante esta realidad, el talento de las organizaciones ha empezado a prepararse para adecuarse a esa novedad tecnológica y saber y poder utilizarla orientándola a los objetivos corporativos.
  3. La glocalización se ha erigido como una alternativa necesaria, porque con las nuevas condiciones de vida que el virus ha puesto sobre la mesa, hemos de entender que nuestras actuaciones habrán de ser más locales que nunca. Ahora es el momento de recuperar la expresión Think Global, Act Local.
  4. Hemos vivido, tal vez, la hora más oscura, que describió Churchill en su famoso discurso, que este 2020 cumplió 80 años, tras la batalla de Dunkerque. Como él dijo, entonces, hemos de pensar que “lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. No nos rendiremos jamás”.
  5. El cambio de época en las organizaciones se ha hecho visible y ante este se precisa activar los recursos, tangibles e intangibles, y apostar por gestionar el cambio de un modo coherente al momento, al tamaño y a la capacidad como entidad.
  6. El líder como punto de inflexión ante la crisis, lo he defendido a lo lardo de todo 2020 y lo mantendré en tiempos venideros. El impacto del buen (o mal líder) en el desempeño del grupo es clave. Tener al frente a una persona respetada, que sabe a dónde quiere conducir la organización y cómo hacerlo, que tiene un bagaje y una reputación sólida… marca la diferencia. Supone el punto de inflexión ante una tendencia y para unas mismas circunstancias temporales. En definitiva, la presencia o la ausencia de liderazgo define a los ganadores y a los perdedores en un mismo contexto.
  7. Y las oportunidades que este año ha dejado tras de sí, porque las organizaciones que sepan hacerlo muy bien serán capaces de descubrirlas. Son esos océanos azules que describió Harvard Business Review y que están al alcance de la mano de aquellos que inviertan en conocer su entorno, formen a sus directivos en nuevas metodologías y procesos, apuesten por herramientas tecnológicas que faciliten las rutinas, potencien la gobernabilidad para la fabricación de decisiones y cuiden el talento interno.

Son siete aprendizajes, podrían ser 700 o 7.000, pero si logramos llevarnos siete lecciones de este año, al menos, habremos aprendido algo.

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