El entorno es el siguiente factor que es necesario analizar, por un lado, e introducir, por otro, en la fórmula de la sociología empresarial de la que venimos hablando en los últimos posts. Este entorno ha migrado de VUCA (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad) a TUNA (Turbulencia, Incertidumbre, Novedad y Ambigüedad). Como vimos, en otras ocasiones, el entorno VUCA era una certera síntesis del contexto en el que como sociedad nos había tocado vivir y, definitivamente, experimentado desde la crisis financiera del 2008. Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad aparecían, así, como cuatro pilares que sustentaban (o hacían temblar) todo lo que acontecía de un tiempo a esta parte.

Sin embargo, el concepto TUNA me parece un mindframe más acertado, en el contexto socio-económico actual. Y es que el elemento Turbulencia implica que pueden ocurrir sacudidas en la sociedad, en la economía, en los mercados… pero que, al mismo tiempo, se desconoce su gravedad, su duración… y, por ende, sus consecuencias.

Este reenfoque del marco mental con el que abordamos el conocimiento de lo que acontece alrededor es clave, porque los paradigmas ayudan a entender y a planificar políticas y escenarios.  Además, todos estos ingredientes del entorno están siendo condicionados por otro elemento: una hipervelocidad sin precedentes. Ésta lo acelera todo y hace que los eventos, además de ser de impacto, cambien con una celeridad nunca vista.

La hipervelocidad es el factor que eleva y complica el día a día, que causa cambios fulminantes y que exige a los líderes de las organizaciones una atención fundamental a lo que acontece, para poder reaccionar con igual premura. Porque algo que sí sabemos es que, muy probablemente, lo que funcionó ayer, no funcionará mañana.

Un ejemplo concreto se da en el sector tecnológico, en las últimas décadas, la tecnología se ha movido cada vez más rápido y se  ha complicado, tanto en las cuestiones técnicas como en las implicaciones y consecuencias para la sociedad. Así, en la relación con el entorno tecnológico ahora se exigen nuevos conocimiento y, sobre todo, nuevas competencias como la agilidad organizacional, concepto que ya hemos tratado anteriormente, pero sobre el que seguiré reflexionando en nuevos artículos.