Disrupción emocional organizacional

Uno de los conceptos que, tal vez, más se repiten en mis sesiones de trabajo es racioemocionalidad. Para la adecuada gestión de las organizaciones se han de conjugar las palancas racionales con las cuestiones emocionales que contribuyen a que se pueda liderar con acierto y hacia el éxito a las personas que hacen posible un proyecto.

El Covid19 ha supuesto una disrupción en los modos de gestión de cualquier entidad, desde la doble perspectiva de la racioemocionalidad. En el enfoque racional podemos decir que el virus nos “ha movido el piso” y ha provocado que muchas organizaciones hayan salido del armario digitalmente hablando. Considero que el abordaje racional de la pandemia, desde el punto de vista corporativo, aunque es retador, fundamentalmente precisa de innovación, tiempo y constancia, así como de una considerable dosis de tecnología.

Sin embargo, la nueva a-normalidad ha puesto sobre la mesa un abanico de emociones que se han visto sacudidas porque el Covid19 ha atentado contra los cimientos mismos de las costumbres sociales. Así, en los primeros días vivimos en la emoción del miedo que, con el avance de las semanas y de los meses, se ha girado a la emoción de aceptar que no queda otra alternativa que asumir lo que ha sucedido y empezar a trabajar con ello. Ha sido y sigue siendo una disrupción emocional en la que lo único cierto es que vivimos en un cambio constante.

La crisis financiera de 2008, aquella marcada por terremotos corporativos como la caída de Lehman Brothers, fue impactante, sin embargo su profundidad no llegó al nivel de lo que la pandemia ha hecho en todo el mundo este 2020. Y es que la a-normalidad que empezamos a vislumbrar supone que lo que parecía esencial se está volviendo vano. Además, ha puesto el foco en que no todo es blanco o negro, bueno o malo. La bipolaridad, en la que las sociedades y las organizaciones se mantenían a salvo, ha dejado paso a una realidad multipolar. Y esta alteración de lo establecido, de lo conocido y de lo aceptado también impacta en las emociones de los equipos.

La gran transformación que tenemos entre manos es lograr adaptarnos al movimiento continuo con agilidad, ayudando también a las personas que colaboran con nosotros a que lo hagan y consiguiendo una migración del antes al ahora sincronizados y alineados para poder asumir los retos que están en el mañana.

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