Del digital mindset y otras urgencias corporativas

Se ha venido afirmando que la revolución digital ha supuesto una desmaterialización de la economía, porque se ha vivido la migración conceptual de un mundo entendido en átomos a otro, en el que los bits se han erigido en el centro y en el filtro de cómo pensamos y cómo conducimos nuestras vidas. Porque es un hecho que los bits no solo han afectado a la forma en que consumimos informaciones; sino que también al modo en que trabajamos, aprendemos y creamos, así como a la forma en que interactuamos entre nosotros.

Esta nueva concepción del mundo presume que no solamente hayamos de centrar nuestra atención en las herramientas e instrumentos digitales, sino que sea urgente bucear en cómo entendemos lo que está sucediendo; para así poder apostar por una transformación digital que sea causa y al mismo tiempo efecto del proceso. Porque es un hecho que la tecnología nos transforma, pero sin duda también es cierto que el ser humano transforma a la tecnología, haciéndola evolucionar para fines y propósitos diversos.

Todos estos cambios parten del mindset, personal y organizacional, que por definición supone una capacidad para gestionar los enfoques racionales y emocionales de los eventos, de las relaciones, de lo que sucede… Al sustantivo mindset se le puede adjetivar con el complemento digital y entonces estaríamos ante una nueva realidad que se está volviendo imperativa para no solo triunfar en el entorno empresarial, sino simplemente para sobrevivir en él.

El mindset digital en algunos casos es innato a la persona, así estaríamos ante lo que se conoce como “digital first posture”, concepto acuñado por  Mitch Joel, y que se basa en que las relaciones se desarrollan primero en el ámbito digital, para migrar después, o no, al entorno analógico, entendido, por ejemplo, como el apretón de manos real.

Para alcanzar este mindset digital se hace imprescindible que las organizaciones potencien la capacidad de aprendizaje de sus colaboradores y contribuyan a la construcción de la denominada destreza digital corporativa, que se entiende por: creencias, mentalidades y comportamientos, así como habilidades cognitivas y prácticas relacionales fundamentales de los colaboradores de una organización que apoyan la obtención del éxito empresarial digital.

¿Y cómo se puede potenciar la destreza digital corporativa? Apostando por la formación constante, continúa y completa y aceptando, como señalaba Peter Drucker que “el aprendizaje es un proceso de por vida para estar al tanto de los cambios. Y la tarea más urgente es enseñar a las personas a aprender”.

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