Curiosidad intelectual, modelos de negocio y Netflix

¿Cómo se pueden identificar los cambios y las transformaciones visionarias o de impacto? Esa es una de las cuestiones clave que se plantean habitualmente quienes dirigen organizaciones en todo el mundo. ¿Qué vendrá después? ¿Qué se está preparando?

Algunas veces, es posible sentirse como los griegos de la época clásica y encomendarse al Oráculo de Delfos y a su pitonisa. Sin embargo, en la actualidad, lejos de tener que recurrir a este tipo de servicios, y gracias al gran acceso a recursos de diversas fuentes, es viable prepararse para esos cambios que ya están aconteciendo. ¿Cómo? En mis clases, en la universidad, recomiendo  a los alumnos una sencilla, pero efectiva,  estrategia: la potenciación diaria de su curiosidad intelectual.

La voluntad de querer saber más, si se organiza bien y se orienta  a un objetivo específico, es una herramienta muy poderosa, pues al observar que está ocurriendo en diversos entornos, inmediatos y en contextos que, a priori, parecen lejanos, adquirimos destrezas y conocimientos susceptibles de ayudarnos llegado el momento.

En un artículo clásico de Theodore Levitt, Marketing Myopia, se expone cómo la inexistencia de curiosidad intelectual por ver qué se estaba preparando en el mercado, condujo a problemas (crisis, reajustes, quiebras) en diferentes industrias, que parecían extremadamente fuertes y solventes, tales como  la automoción o los estudios cinematográficos.

En este último punto, en el mundo del cine, hoy en día se ha desarrollado, de nuevo, un cambio disruptivo. Y es que, para la próxima edición de los premios Oscar, Netflix ha tenido más nominaciones que cualquier otro estudio. Y si el año pasado, la candidatura de Roma supuso un dilema para los académicos, en esta ocasión, no pueden (o no deberían) dar la espalda a lo que es ya una realidad.

Quizá alguien me argumente que ni su empresa es una productora de cine, ni él aspira a convertirse en el siguiente Netflix. Sin embargo, todos (empresarios, directivos y altos ejecutivos) tenemos claramente identificados a nuestros clientes, competidores, proveedores… Tratemos de aplicar sobre ellos (sobre su modelo de negocio, su mercado, su sector) la curiosidad intelectual de la que hemos estado hablando y observemos y analicemos. Y si diagnosticamos que el sector en el que operan está en transformación, habremos de plantearnos que nuestra organización también tendrá que enfrentarse a ese cambio.

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