¿Cómo se trabaja la cultura corporativa?

Podríamos sintetizar que la cultura corporativa es aquello que expresa los objetivos organizacionales a través de los valores y las creencias y, a su vez, guía la actividad a través de supuestos compartidos y normas grupales. Pero, ¿se puede gestionar? Sí, definitivamente sí, para así maximizar su valor y minimizar los riesgos que pudieran afectarla.

Alinear la cultura con la dirección estratégica de la empresa es una de las cuestiones que cada vez más hay que poner en valor, asimismo se ha de crear una convergencia entre ambas y la relación con el talento interno de la organización. Si esto se consigue, se estará ante la posibilidad de alcanzar una total orientación al cliente, pero, sobre todo, se estará trabajando por el compromiso de los colaboradores con el proyecto en el que participan.

Antes de empezar a ocuparse del desarrollo de la cultura corporativa, se tienen que hacer unas labores previas basadas, en primer lugar, en entender la situación la actual en la que se encuentra la organización, si existen o no subculturas, qué estilo de liderazgo predomina y cómo son la estrategia y el ambiente. En este último punto, se ha de valorar tanto el contexto externo, el entorno, por ejemplo, las condiciones del mercado; como el interno, el “intorno”. Entiendo por “intorno” el entorno interno, que se refiere a los procesos, los sistemas, las herramientas… con los que cuenta una organización. Otra cuestión esencial a testar es el grado de madurez que presenta la empresa. Este chequeo cultural, por así decirlo, ayuda a diagnosticar si la organización está preparada, o no, para ser abierta y transparente para los colaboradores, clientes o socios, por ejemplo.

Además, se ha de reflexionar para poder alinear la cultura con los objetivos y los planes estratégicos del negocio. Así, se han de realizar consideraciones estratégicas asociadas con el ciclo de vida de la organización.  En esta línea es muy importante el papel que juega el líder, de hecho, resulta determinante, puesto que el carácter y el comportamiento del CEO tiene un profundo efecto en su mundo corporativo.

En todo caso, una recomendación ante el diseño de la cultura corporativa es que sea a medida, en tanto que en ella resida originalidad y no sea una mera repetición de palabras, ya oídas en infinidad de ocasiones: respeto, confianza, diversión, integridad… Y es que una cultura de empresa fuerte y diferenciada contribuirá a una marca fuerte y diferenciada, pero sobre intangible reflexionaremos en otra ocasión.

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