La crisis y el liderazgo: controlar y equilibrar al líder

Una de las cuestiones que llaman la atención cuando profundizas en las instituciones jurídico políticas de Estados Unidos es el término checks and balances que, según la Enciclopedia Británica se definen tal que: “principio de gobierno bajo el cual las diferentes ramas  están facultadas para evitar acciones de otras áreas y se les induce a compartir el poder.

Los controles y los equilibrios se aplican principalmente en los gobiernos constitucionales. Son de fundamental importancia en los gobiernos tripartitos, como el de los Estados Unidos, que separan el poder en tres: Legislativo, Ejecutivo y Judicial”. Y es que el sistema de controles y equilibrios se diseñó para velar para que ninguna área del gobierno alcanzara demasiado poder, es decir, que tuviera unos límites bien dibujados.  Un ejemplo paradigmático, que se ha ilustrado en películas y series de televisión, es el caso del Presidente de Estados Unidos, cabeza del poder Ejecutivo y también comandante en jefe militar. Sin embargo, en EEUU es el Congreso quien dota de fondos a dicha organización y quien decide si se hace una declaración de guerra. Pero además, el Senado es el órgano que ratifica los tratados de paz.

El concepto de control al poder es cuanto menos interesante, en el contexto que vivimos desde el estallido del pandemia, ya que, muchos poderes (políticos, económicos, empresariales, de la sociedad civil…) no aceptan cuestionamiento alguno y, por lo tanto, mucho menos ser fiscalizados. Este mindset, en mi opinión, está más cerca de la psicología de un tirano que del pensamiento deseado y necesario en un líder.

Se ha de entender que liderar no implica ser seguido con confianza ciega.  El líder ha de presentarse a él mismo como un agente de sus seguidores, pues estos han delegado sus decisiones y sus elecciones sobre su propio futuro en él. Y si este rol responde a una verdadera creencia, quien lidera asume de buena gana ser controlado, monitoreado y dar respuesta de sus comportamientos. En esta línea, hay muchos líderes que asumen como propios estos principios y se autoimponen controles internos que se anclan en sus valores personales y que, además, son esenciales para la salud de ese liderazgo, en tanto que reflejan una actitud de rendición de cuentas voluntaria y de transparencia ante el grupo. Sin embargo, James Madison, cuarto presidente de Estados Unidos, escribió, en los conocidos como Federalist Papers, “If men were angels, no government would be necessary,”  para defender la necesidad de los checks and balances. Pero, ¿cómo es posible crear y ejecutar un sistema  para controlar y equilibrar el poder del líder?

La clave reside en que las organizaciones (públicas, privadas, sociales…) puedan y sepan preparar un conjunto de estructuras que vigilen el comportamiento de quien las lidera y tengan la capacidad de actuar, ante una alerta, si fuera preciso. Pero además, es muy importante entender que una herramienta de control y equilibrio no es suficiente por si sola. Precisa del  desarrollo de una cultura compartida por el grupo sobre la necesidad de poner coto al líder en sus acciones. Esta cultura ha de tener sus bases en los principios de la democracia cuando se habla del liderazgo político, y en el caso de las empresas, estará asentada en los pilares del buen gobierno y del accountability.

Por otro lado, si el líder es consciente de que sus acciones están sujetas a normas y a reglas, tratará, en la mayoría de los casos, de buscar la excelencia en sus decisiones, obteniendo un alto y positivo impacto en el rendimiento de la entidad que lidera.

Y es que tomando una frase célebre de la cultura pop, el denominado principio de Peter Parker: «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Podríamos entender esta responsabilidad en tres sentidos: la responsabilidad de hacer un uso ético del poder, la responsabilidad de rendir cuentas de esa utilización y la responsabilidad de crear estructuras que controlen al propio poder, si aún no las poseen. Ahora bien, hemos de preguntarnos a nosotros mismos como ciudadanos: ¿nuestros líderes están sujetos a algún tipo de control? Pero esto, si me lo permitís, hablaré otro día.

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