Un jefe para hacer la guerra, otro para vivir en la paz

Los nativos de lo que hoy se conoce como Estados Unidos se organizaban en tribus y en clanes y era liderados por lo que denominaban jefes. Los jefes eran escogidos por su propia gente que, generalmente, no les dotaba de poderes plenipotenciarios sino que funcionaban como personajes respetados que proveían de consejo y de recomendaciones a la tribu. En esta dinámica, aparecía un elemento curioso y es que se escogía a un líder para hacer la guerra y a otro para vivir en la paz.

Resulta interesante esta capacidad de discernir las necesidades del grupo en función del contexto y, sobre todo, la voluntad de satisfacerlas desde el punto de vista del liderazgo. Así, el simple hecho de identificar una serie de skills para ganar una guerra y otras tantas para administrar los periodos pacíficos supone una gran inteligencia.

A lo largo de la historia han aparecido interesantes casos de líderes que funcionaron muy bien en tiempos turbulentos y que, sin embargo, la rutina de etapas de más tranquilidad no encajaba con su estilo.

Churchill, en sus memorias de la Segunda Guerra Mundial, recogía un pensamiento muy orientado a cómo el contexto determina el estilo de liderazgo. Así apuntaba esta suerte de mantra: “En la guerra, resolución; en la derrota, el desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad”.

Resulta curioso como los electores de Inglaterra evaluaron el liderazgo del propio Churchill en función del contexto. Y aunque al finalizar la Segunda Guerra Mundial en Europa, tras la derrota de Hitler y de la Alemania nazi, el primer ministro británico era el estadista más eminente del mundo. Este mismo sufrió una considerable derrota en las elecciones celebradas en el Reino Unido en aquel verano de 1945.

Así, cabe reflexionar qué se necesita de un líder en función de las circunstancias contextuales, porque no tienen el mismo rendimiento un tipo de conocimientos, competencias o habilidades en entornos TUNA (turbulencia, incertidumbre, novedad y ambigüedad), como el que vivimos actualmente, que en momentos de tranquilidad socioeconómica.

Para evaluar qué liderazgo se precisaría en cada escenario, es relevante tratar de dar respuesta a estas cinco preguntas que permitirán orientar así las decisiones:

• ¿Cómo se puede ganar la confianza de los stakeholders en este momento?

• ¿Qué compromisos ha de adquirir ahora el líder?

• ¿De qué manera puede ejercer su influencia para que sea efectiva en estas circunstancias?

• ¿Qué relaciones posee que puedan ayudar al éxito? ¿Cuáles se han de construir?

• ¿Con qué equipo cuenta el líder? ¿Cómo se puede reforzar?

En definitiva, el aquí y ahora también determina y condiciona mucho el liderazgo que es necesario.

Si te gustó este artículo sobre Liderazgo, también te puede interesar...