Sobre la economía del comportamiento y la racioemocionalidad
Dice Richard Thaler, uno de los padres de la Economía del Comportamiento y Premio Nobel de Economía en 2017 que “Real people have trouble balancing their checkbooks, much less calculating how much they need to save for retirement; they sometimes binge on food, drink, or high-definition televisions. They are more like Homer Simpson than Mr. Spock.”
Y es que esta escuela del pensamiento argumenta que los seres humanos no somos seres económicos puros, sino que, en muchas ocasiones, nuestro comportamiento está dominado más por las emociones (y algunos sesgos conductuales) que por lo que podrían entenderse como un análisis y una ejecución 100% racional. Así, se incorporan fundamentos de la Psicología a las Ciencias Económicas.
En las organizaciones, este mix, es decir, tener un doble enfoque sobre las personas, ayuda, y mucho. Porque se pueden mejorar las relaciones interpersonales, por supuesto, pero también porque contar con esta amplitud de miras permite poder desarrollar un management en el mercado interno más y mejor orientado al éxito.
A este estilo de gestión lo denomino racioemocional y, si no se posee de un modo natural en el entorno corporativo, es factible construirlo. Un apunte, si no se posee, además de trabajar en ellos, se ha de hacer con cierta celeridad. ¿Por qué?
Porque a menudo se defiende que la orientación racional de un proyecto es clave para que este tenga éxito. En mi opinión, podría afirmarse que esto es un axioma corporativo. Sin embargo, una organización no triunfará si exclusivamente se asienta sobre el “logos”. Y es que las palancas emocionales suponen un activo de incalculable valor a la hora de liderar a las personas que forman parte de una organización y que, al fin y al cabo, son quiénes día a día contribuyen con su tiempo y con su esfuerzo a que siga avanzando.
Con una acertada gestión racioemocional del mercado interno, las relaciones se implementarán y, por ende, crecerá la colaboración transversal, la inteligencia colectiva y se conseguirá una mayor agilidad corporativa. Este último es un activo esencial en el entorno socioeconómico de cambio híper-veloz en el que nos encontramos.
En más de una ocasión he afirmado que diseñar una acertada estrategia racioemocional en el management es el gran reto interno de las empresas. Lo sigo manteniendo y, por eso, considero que aquellas organizaciones que aún no hayan abordado este reto, precisan con urgencia poner el foco en las emociones de las personas y de los equipos que están implicados en su devenir diario.