El rol de la gobernabilidad corporativa ante la gestión de crisis

Cuando se vuelve la vista sobre los principios de crisis management, una de las primeras máximas que se defienden es que la gestión de una crisis ha de ser local y tiene que ser dirigida por el nivel senior de la organización, dado su conocimiento del negocio y del desempeño organizacional.

Sin embargo, en este nuevo entorno diseñado por el Covid-19, es clave que el consejo de administración valore la posibilidad de tener que intervenir en las decisiones, pues la crisis actual y sus subcrisis, que ya se están produciendo, poseen unas características completamente diferentes a otros riesgos a los que se hayan podido enfrentar las empresas y las instituciones, en los últimos 25 años.

La globalidad de esta crisis está determinada por una pandemia, que no distingue de países, de tamaños o de sectores. Esto provoca que en su gestión se haya de involucrar muy directamente a los órganos de gobernabilidad de las entidades, pues la territorialidad de la crisis ya no está acotada a un entorno concreto, sino que afecta a la organización en múltiples países y coyunturas.

Como es sabido, la responsabilidad principal de los miembros del Consejo (o Junta) de Administración es representar a los accionistas y defender sus intereses y, en un tiempo en el que los intereses de estos pueden verse amenazados, el consejo ha de dar un paso adelante para cumplir con esta encomienda. Sabiendo que la proactividad en la gestión de los riesgos ya no es una opción, en el aquí y ahora, se han de implementar las siguientes herramientas de gestión reactiva desde el principal órgano de gobierno corporativo:

  •  Evaluar  qué está sucediendo en las distintas áreas de negocio.
  • Monitorear las percepciones de los stakeholders sobre la reputación de la corporación.
  • Diseñar diversos escenarios de evolución de la crisis para la organización.
  • Prever las potenciales amenazas que puedan surgir en todos los entornos.
  •  Establecer un protocolo de reuniones del consejo para analizar y decidir sobre los puntos anteriores.
  • Ponderar constantemente la agenda táctica de gestión de crisis contra la agenda estratégica sin perder orientación a la misma.

Como señalaba al comienzo de este artículo, en general, el Consejo no debería estar involucrado directamente en la gestión operativa de una crisis, sin embargo, en ocasiones, puede ser necesario que intervenga, tal vez no sea preciso en todas las empresas. Sin embargo, quizá esta pandemia obligue a ello en algunas empresas, en determinados sectores, en momentos concretos. Y en esos casos, la respuesta del consejo, ni en forma ni en tiempo puede suponer un problema añadido. Han de prepararse, desde ya, para intervenir y liderar si fuera necesario.

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