En busca del talento emprendedor e intraemprendedor
Me gusta defender que el principal impulsor del crecimiento de una sociedad es el talento emprendedor, pues es la herramienta clave para provocar cambio y, así, lograr más y mejor bienestar.
Todos, como entes productivos que somos, tenemos la responsabilidad de contribuir al desarrollo de nuestro entorno, bien seamos empleados, bien empresarios. Además, tenemos que reconocer que el contrato laboral y, por tanto, las relaciones empresariales están cambiando. A esto se ha de añadir la circunstancia de que, en la actualidad, las organizaciones se están transformando, haciéndose más horizontales y más ágiles. Por otro lado, es interesante que, cada vez más, las personas están enfocadas en encontrar un propósito en su vida, que oriente qué hacer en ella, cómo hacerlo y, a dónde llegar.
Con todo esto, considero que el gran catalizador de todas estas cuestiones; por supuesto desde una base real, sostenible y estable; es el talento emprendedor. Es importante defender que este se puede trabajar desde formas diferentes, por un lado, extra-organizacionalmente, pero también desde un enfoque intra-empresarial. Este último punto es muy interesante, porque permite a los empresarios observar a sus equipos con una mirada enriquecedora. ¿Cómo hacerlo?
Resulta muy importante poder crear vasos comunicantes entre lo ya establecido y lo que es potencialmente susceptible de fomentar progreso. De este modo, considero que hay que apostar por crear instrumentos y protocolos que ayuden a identificar ese talento emprendedor. Y a continuación se le apoye, integrándolo en el ecosistema organizacional, para que, además de contribuir al propósito ya establecido, pueda orientarse hacia nuevas metas. Y es que el futuro empresarial reside en potenciar la capacidad emprendedora de toda organización.