El buen consigliere
El padrino trajo a la esfera pública usos y rutinas de las familias de la mafia italiana y a muchos nos sigue pareciendo una obra de arte mucha décadas después de su estreno. Fue considerara la película que salvó a Hollywood en un momento en el que la popularidad de la televisión parecía que acabaría con la sala de cine.
Más allá de este protagonismo como punto de inflexión en la historia del cine, la película de Coppola logró que un concepto italiano alcanzará fama en todo el mundo, el consigliere. Este perfil es quien aconseja al jefe. Su equilibrio (y su supervivencia) está en ser en parte amigo, en parte confidente y en parte asesor.
Es interesante que, por la propia naturaleza del rol, el consigliere es uno de los pocos miembros de la familia con la capacidad de discutir y argumentar al jefe, sin necesidad de regalarle los oídos y siempre con un claro enfoque de que el desafío a quien manda tiene un único fin en el horizonte, el beneficio del propio jefe sobre todas las cosas.
Contar con un buen consigliere, en cualquier organización o sector, no tiene precio. Es sabido que no hay respuestas universales para cuestiones particulares y que cada organización, cada empresa, cada CEO, cada líder… posee una casuística concreta y un contexto determinado. Por todo esto, resulta imprescindible contar con un asesor al lado que acompaña, que se esfuerza por entender qué sucede y qué se necesita. Además, el buen consigliere se esfuerza en investigar, en pensar y en desarrollar soluciones ad hoc para cada cuestión. Y busca plasmar todo su conocimiento y su experiencia para ofrecer un producto que, además de útil, muchas veces es disruptivo y retador.
Porque el buen consigliere siempre está en la milla extra y su asesoría es estratégica, no puede ser de otra manera, porque entrega a su jefe, en última instancia su cliente interno, un consejo que es especial, irreproducible y a su medida.
Volviendo a El Padrino, nos quedamos con esta cita de Don Vito Corleone que sintetiza lo que del consigliere se espera: “Consigliere of mine, I think you should tell your Don what everyone seems to know”.