¿Dónde comienza una transformación digital de éxito?

A principios de este año 2020, Harvard Business Review Analytic Services realizaba un estudio sobre cómo ha de entenderse la transformación digital. En este, un 85%, de las 700 personas preguntadas señalaba que se requiere una combinación de una cultura corporativa adecuada, de la revisión de los procesos de negocios y también de la adaptación a la nueva tecnología. Es un mix interesante, sin duda, puesto que además de tener en cuenta las herramientas, pone el acento en la necesidad de atender a la cultura y a los procesos. En enero, la transformación digital era un objetivo, en muchos casos a medio largo plazo, sin embargo, tras la aparición de la pandemia, se ha erigido como un imperativo para cualquier organización.

Tradicionalmente se ha pensado que la transformación digital había de cuidar, sobre manera, la adopción de la tecnología, sin reflexionar más allá, simplemente creyendo que un dispositivo nuevo entre las manos implicaba un cambio inmediato, adecuado y de éxito. Sin embargo, no nos llevemos a engaño, nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, porque el sector tecnológico está avanzando a una hipervelocidad enorme. Este rápido desarrollo presiona al resto de mercados. Es importante aclarar que a todos, porque del influjo tecnológico nadie queda exento. Así, la innovación tecnológica implica que nazcan nuevos productos y servicios, y esto ocurre, por así decirlo, a diario.

El talento de las organizaciones ha de estar preparado para adecuar esa novedad tecnológica a su entorno y a su intorno, para lo cual ha de formarse e informarse y sobre todo, construir el mindset que le ayudará a que su migración digital sea de éxito.

De esta manera, quiero señalar lo que no es transformación y lo que sí lo es. Muchos directivos se engañan pensando que una nueva web, un CRM a medida o el uso de las redes sociales significan que su organización se ha transformado digitalmente. No es así. La transformación digital es un cambio, tanto cultural como estratégico, que afecta a toda la organización y a los diversos stakeholders con los que se relaciona. Pero ¿cómo se alcanza?
Desde una perspectiva corporativa, y también desde un enfoque personal, se ha de fomentar una mentalidad de crecimiento. Con esta se busca celebrar y potenciar tanto la curiosidad como el aprendizaje, para capacitarse en cuestiones tales como los modelos de pensamiento, los procesos y las herramientas.

En conclusión, para sembrar la semilla que construirá el contexto de una transformación digital de éxito habrá que alimentarse cultural y conceptualmente, además de revisar la perspectiva tecnológica. Y es que, actualmente, no hay otra manera de lograr el crecimiento de una organización.

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