Del mapa al atlas de stakeholders, una aproximación estratégica y prioridad actual

Cada cierto tiempo, en las organizaciones, como en cualquier otro aspecto de la vida, ya sea personal o profesional, es recomendable reflexionar, desde una perspectiva amplia, sobre cuáles son las metas y los retos estratégicos que nos mueven, como corporaciones y como individuos. Y muy vinculado a este pensamiento, en tanto que se retroalimentan, está en análisis sobre la relaciones que mantenemos; con otras empresas, instituciones y personas; para alcanzar dichos objetivos. En el mundo anglosajón se habla de stakeholders, en español de grupos de interés. Ambos se refieren a aquellos que pudieran ser afectados o afectar a la realidad de una organización, en diferentes entornos, con distinta incidencia o nivel de involucración dispar, entre otros.

Tradicionalmente, una empresa tiende a enfocarse, primariamente, en sus clientes, pensando que todo empieza y acaba en ellos, sin embargo, el mapa de relaciones de cualquier entidad es más rico y, por tanto, ha de ser abordado desde una perspectiva estratégica. De una manera ágil y con un enfoque exploratorio, cualquier empresario, podría dibujar dicho mapa de stakeholders respondiendo a una serie de cuestiones esenciales:

– ¿Quién tiene un impacto fundamental en la organización?

– ¿Qué relaciones le interesa a la organización que se desarrollen?

– ¿De qué relaciones depende la supervivencia de la organización?

– ¿Quiénes tienen una dependencia directa o indirecta de esta organización?

Las respuestas a estas preguntas, habitualmente, señalan que los principales stakeholders de las corporaciones son los accionistas, los empleados, los clientes, los proveedores, los inversores… Sin embargo, todos estos actores poseen distintos niveles de influencia y, por tanto, han de ser ponderados. A esto se ha de sumar, que, en los grupos de interés, tan importante como el “quién” es el “qué”: qué temas o issues interesan a los stakeholders para con la organización.

Por otro lado, la empresa también ha de evaluar sus competencias y sus capacidades de relación con ellos, puesto que abordar todos los stakeholders y todos los temas de discusión supondría una considerable inversión de recursos y, además, impediría una gestión adecuada de las relaciones.

Así, aunque empezamos hablando de un mapa, se ha evolucionado del dibujo de este al diseño de un atlas de las relaciones corporativas, o lo que es lo mismo a la creación de un plan estratégico a medida, adaptado al contexto y la realidad inmediata de la empresa. En el entorno actual este atlas de stakeholders incluso cobra mayor importancia hasta el punto de ser una prioridad estratégica.

Si te gustó este artículo sobre Management, también te puede interesar...